cosas que contar

Me llamo sara , nací el 22 de diciembre del año 1986 y soy de gran canaria. ...dicen que soy un libro sin argumento, que no sé si vengo o voy, que me pierdo entre mis sueños. Dicen que soy una chica "normal", con pequeñas manías que hacen desesperar, que no sé bien dónde está el bien y el mal, dónde está mi lugar. Y esta soy yo, asustada y decidida, una especie en extinción, tan real como la vida...

lunes, septiembre 01, 2008

EL TREN DE LA VIDA


La vida no es más que un viaje por tren:
repleto de embarques y desembarques, salpicado de accidentes,
sorpresas agradables en algunos embarques, y profundas tristezas en otros.
No obstante esto no impide que se suban
otras personas que serán muy especiales para nosotros.

Llegan nuestros hermanos,
amigos y esos amores maravillosos.

De las personas que toman este tren,
habrá también
los que lo hagan como un simple paseo
Otros que encontrarán solamente tristeza en el viaje…
Y habrán otros que,
Circulando por el tren,
estarán siempre listos en ayudar a quien lo necesite.

Muchos al bajar,
dejan una añoranza permanente…
Otros pasan tan desapercibidos
que ni siquiera nos damos cuenta que desocuparon el asiento.
Es curioso constatar que algunos pasajeros,
quienes nos son más queridos,
se acomodan en vagones distintos al nuestro.

Por lo tanto,
se nos obliga a hacer el trayecto separados de ellos.
Desde luego,
no se nos impide que durante el viaje,
recorramos con dificultad nuestro vagón
y lleguemos a ellos...
Pero lamentablemente, ya no podremos sentarnos a su lado
pues habrá otra persona ocupando el asiento.
No importa; el viaje se hace de este modo:
lleno de desafíos, sueños, fantasías,
esperas y despedidas...
Hagamos este viaje de la mejor manera posible.

Tratemos de relacionarnos bien con todos los pasajeros,
buscando en cada uno, lo mejor de ellos.
Recordemos siempre que en algún momento del trayecto,
ellos podrán titubear y probablemente precisaremos entenderlos…

Ya que nosotros también muchas veces titubearemos,
y habrá alguien que nos comprenda.

El gran misterio, al fin,
es que no sabremos jamás en qué estación bajaremos,
mucho menos dónde bajarán nuestros compañeros,
ni siquiera el que está sentado en el asiento de al lado.
Separarme de algunos amigos de los que hice en el viaje será doloroso.
Pero me aferro a la esperanza de que, en algún momento,
llegaré a la estación principal y tendré la gran emoción
de verlos llegar con un equipaje
que no tenían cuando embarcaron.

Lo que me hará feliz,
será pensar
que colaboré con que el equipaje creciera y se hiciera valioso.

Hagamos que nuestra estadía
haya valido la pena.

Hagamos tanto,
para que cuando llegue el momento de desembarcar,
nuestro asiento vacío deje añoranza y lindos recuerdos
a los que en el viaje permanezcan.


Les deseo un...
¡¡¡Feliz viaje!!!